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El ex ministro de Trabajo de la Nación durante los 12 años del kirchnerismo, Carlos Tomada, consideró que en estos cuatro años de gobierno macrista "ha habido algunos diagnósticos erróneos sobre la profundidad de esta ofensiva neoliberal en el país" por parte de algunos sindicatos, pero valoró el regreso de la CTA a la CGT que, dijo, da cuenta de la "unidad" del movimiento obrero, al que describió como "la argamasa fundamental sobre la que se basa el Frente de Todos".
Agregó que "nunca la solución para un mejor Estado es despedir trabajadores" y señaló que el gobierno de Macri con la excusa de achicar el Estado, sustituyó a "la grasa militante" por otros "educados en no sé qué".
-Usted ha señalado que el gobierno de Cambiemos vino a modificar la relación que había entre el capital y el trabajo. ¿Cuál es la situación de Argentina hoy en cuanto a los derechos laborales?
-Claramente este gobierno se planteó desde un primer momento modificar la relación entre el capital y el trabajo en Argentina. Esto significa también por supuesto modificar la distribución del ingreso a favor del capital y en contra de los trabajadores, cosa que empezó en el primer día y se terminó de consolidar con la última devaluación. Hoy la distribución del ingreso es mayoritariamente a favor del capital y en contra de los trabajadores. Creo que los últimos datos son 53 a 47, más o menos. Eso no solamente es una cuestión conceptual sino que también tiene efectos en la vida cotidiana de los trabajadores y en lo que ha pasado con el trabajo en estos cuatro años. Ha crecido el empleo precario, ha vuelto a aumentar el trabajo no registrado, que había bajado -tal vez no suficientemente, de 52 a 31, aproximadamente, y hoy está de nuevo subiendo a más de 35- y así podríamos seguir hablando de convenios colectivos que se han flexibilizado, con lo que eso significa en términos de pérdidas de derechos. Un empoderamiento del sector empresario que ha hecho que haya crecido la flexibilidad de hecho al interior de los establecimientos con pérdida también de derechos de los trabajadores. Entonces me parece que una cosa es discutir el futuro del trabajo, que hay que discutirlo porque es cierto que están cambiando muchas cosas alrededor del trabajo, pero de ninguna forma esa discusión tiene que ser a costa de los derechos de los trabajadores y trabajadores. Eso es una involución social que afecta a un país como la Argentina al que difícilmente se le pueda llevar por ese camino porque así fue como este gobierno no logró imponer, por ejemplo, la reforma laboral.
-Argentina tenía el salario mínimo más alto de la región, ¿cuál es la situación ahora?
-Era el primer salario mínimo de América latina cómodamente y hoy ha retrocedido a ser el séptimo o el octavo. Pero con un agravante, porque parecería que todo es una cuestión cambiaria por el tema del dólar: el problema es que todos los demás países subieron el salario mínimo. No sólo nosotros nos derrumbamos, sino que si se observa la curva de subida de todos los salarios mínimos de América latina, los gobiernos, no precisamente populares en muchos casos, en todos subió y en nuestro país se derrumbó.
-El gobierno de Macri asumió con un discurso, propio de los gobiernos neoliberales, de achicar el Estado. ¿Qué pasó finalmente?
-Sustituyeron. Echaron a cientos de trabajadores en todo el Estado nacional, provincial y municipal, sobre todo en las provincias en que ellos gobernaron, solamente para sustituirlos y aumentar la cantidad de trabajadores del sector público. Y nunca la solución para un mejor Estado es despedir trabajadores. En todo caso es mejorar la organización del trabajo, capacitar a los trabajadores para los nuevos trabajos que asume el Estado. En este caso se hizo salvaje. Con la excusa de reducir el déficit lo hicieron para entrar ellos. Esta no es la "grasa militante", estos son los educados en no sé qué.
-El desempleo volvió a estar en dos cifras y proliferó el trabajo precario. ¿Qué medidas se pueden tomar para enfrentar estos problemas?
-El desempleo se enfrenta volviendo otra vez al crecimiento económico a partir del fortalecimiento del mercado interno y el fortalecimiento del mercado interno es a través de mejorar la capacidad de consumo que ha retrocedido brutalmente, tanto para trabajadores como para desocupados y jubilados. No hay ninguna posibilidad de que el país vuelva a ponerse en marcha cuando el 70 por ciento de la actividad económica es del mercado interno. Entonces hay que volver a esto que dice Alberto (Fernández) que hay que volver a prender la luz, poner en marcha la economía del país. Eso sin lugar a dudas va a generar creación de empleo.
Y el trabajo precario hay que combatirlo de dos formas. Por un lado regulando todos aquellos sectores donde no hay derechos, hay que hacer aparecer esos derechos y hay que aparecer incluso a esos patrones donde dicen que no existen (N. de la R: en referencia a trabajos como Glovo o Rapi, que son promocionadas como emprendedurismo), porque siempre existen. Y por el otro lado tiene que volver a recuperarse la inspección del trabajo.
-¿Qué le parece la decisión de la CTA de volver a la CGT después de casi tres décadas?
-Creo que es una enorme decisión en el carácter simbólico. Una central sindical que tenía una larga trayectoria, en aras de la unidad del movimiento obrero, ha decidido sumarse a lo que implica el punto más alto de acumulación de fuerzas por parte de los trabajadores, que es la CGT y eso creo que merece un reconocimiento. En tiempos que a veces parece que lo único que predominan son las vanidades personales tenemos, tal vez de distinta dimensión, una serie de decisiones tanto políticas como sindicales donde se observa que en pos de la defensa de los intereses populares esos temas secundarios o esas necesidades sectoriales se pueden dejar de lado.
-¿Cómo ve el rol que tuvieron los sindicatos en estos cuatro años de ajuste?
-Creo que no se puede generalizar. Es cierto que ha habido distintos comportamientos. Creo que ha habido algunos diagnósticos erróneos sobre la profundidad de esta ofensiva neoliberal en el país, como no tomar en cuenta que habían pasado 12 años en los que la conciencia colectiva de los argentinos y las argentinas había quedado en otro lugar y que no se iba a permitir que se llevaran puesto las jubilaciones, cualquier reforma laboral, o el 2 x 1 con el que quisieron tirar abajo las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, o no evaluaron la irrupción del movimiento feminista y lo que implica de dinamizador de la vida cotidiana y ni te digo de la vida del trabajo en los próximos años. Me parece que eso no fue debidamente valorado y entonces no hubo una respuesta homogénea por parte de todo el movimiento obrero. Hubo quienes resistieron y quienes tuvieron otra mirada. Afortunadamente eso es tiempo pasado porque desde hace un tiempo todos han concluido en que de este gobierno los trabajadores no pueden esperar absolutamente nada, por eso están unidos, por eso acompañan a Fernández y Fernández y creo que son al argamasa fundamental sobre la que se basa el Frente de Todos. Estoy convencido.